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De Caracas a Bogotá

  • Foto del escritor: Solimar Cedeño
    Solimar Cedeño
  • 23 abr 2018
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 19 sept

entrada a Colombia desde Venezuela. Puente Simón Bolívar

Luego de recorrer aproximadamente 1.400km de Caracas a Bogotá mi corazón latía fuerte ante lo nuevo y desconocido. Mis ojos y mente no tardaron en buscar semejanzas y diferencias entre ambas capitales apenas llegué a la tierra de “los cachacos / rolos”. Venía preparada mental y físicamente para experimentar los cambios. El primero y más notable de ellos: La temperatura.


En Caracas la temperatura mínima promedio es de 15,5 ºC mientras que en Bogotá es de 8,4 ºC. 7,1 ºC de diferencia que me hicieron adoptar un poco el estilo bogotano al vestir, aunque en general soporto bastante el frío.


Lo cierto es que no ha sido tan horriblemente insoportable como algunos me habían dicho. He sentido calor en días muy soleados e incluso durante la mañana-tarde puedo caminar sin abrigo grueso de pies a cabeza. Las bufandas las he usado como accesorio más que por necesidad.


Otro de los cambios, el que más me ha afectado hasta ahora, es estar sin mis familiares y amigos. Vivir sin mis padres y ser totalmente independiente conlleva grandes responsabilidades que sumadas al proceso psicológico de un inmigrante hacen del “ser un adulto” algo un poco más difícil aunque lo disfruto a plenitud con sus altas y bajas. Aprender, de eso se trata.


Países hermanos, culturas diferentes


El cambio que me tiene más entusiasmada por experimentar: La cultura.

Aquí todos se llaman “vecino” o “veci”, aunque uno viva en Suba (noroccidente) y otro en Usme (suroriente). En Caracas todos somos “chic@” o “pan@”.

Los puntos cardinales para los bogotanos son norte, sur, oriente y occidente. Para los Caraqueños son norte, sur, este y oeste. Para orientarme un poco en esta ciudad cambié de cerro y punto cardinal. Antes sabía que hacia el norte está El Ávila, ahora sé que hacia el oriente está el Monserrate.


En cuanto a las comidas, algo que me encanta de Bogotá es que consumen muchas frutas. Es común ver en las calles algunos puestos de ensaladas de frutas, piñas con helado y puestos de jugos naturales donde es obligatorio preguntar si quieres la bebida “en agua o en leche”, luego les contaré más sobre esto.


Por costumbre suelo desayunar un sandwich, cachapa o arepa. Aquí en Bogotá el desayuno hace caso al dicho “Desayuna como un Rey”. Para empezar el día el plato puede ser una sopa de costilla (que en Venezuela se almuerza), tamal (diferente al mexicano) y una taza de chocolate o café, algo bastante pesado.


Mismo lenguaje, expresiones diferentes

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Con Colombia tenemos varias cosas en común: los colores de nuestras banderas, la arepa (aunque no son idénticas), el sabor caribeño y hermosos paisajes dignos de admirar. Y aunque compartimos el mismo idioma existen palabras y expresiones que nos diferencian.


Al café con leche conocido en Venezuela le dicen “café” en Bogotá, el café negro es “tinto” y el café con leche muy clarito o “tetero” para los venezolanos es el “perico” de los colombianos. Además, la mayoría de nosotros hierve el agua, echa el café molido en un colador y vierte el agua hirviendo en ese colador. Los del hermano país echan el café directo al agua y una vez hervido proceden a colarlo.

Por supuesto, hay infinidad de palabras que nos diferencian de los colombianos, eso amerita una especie de glosario. Mientras tanto, seguiré aprendiendo expresiones pa’ no quedar “fuera de base” cuando me las digan.

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